EJEMPLO DE ANÉCDOTA
Se conoce a la anécdota como al relato breve que relata un hecho de interés o atractivo, un relato corto de un hecho interesante, lo que sea que determine lo sucedido a algún sujeto.
Como norma general se haya redactada como si estuviéramos pensando que ourrión en realidad, como puede ser un incidente con sujetos de verdad como figurantes, en sitios de verdad. De todas maneras y según va pasando el tiempo, las minúsculas variaciones efectuadas por cada sujeto que menciona la misma ,pueden dar origen a algto bastante ficticio, que continua siendo narrada o relatada , aunque como norma general se suele exagerar bastante.
A pesar de que en determinadas ocasiones sean con carácter de humor, las anécdotas no están consideradas como gracias, ya que su objetivo principal no es solamente inducir al éxtasis, más bien dar a aconocer una realidad más generalizada que el breve relato en sí, o conformar a un determinado hecho de un figurante o de cómo funciona una empresa , haciendo que de esa forma se da por echo el carácter de la misma.
Un corto discurso que de comienzo con "Una vez un docenete realizó una pregunta a a Carl Friedrich Gauss..." estremos hablando de forma casi saegura de una anécdota. De esta manera la anécdota se situa más cercanamente a la parábola que a la fábula, con figurantes de origen animal y personajes humanos en numerosas ocasiones de carácter genérico, pero que están estrechamente relacionados con el mundo real, a pesar de que la parábola y anécdota están diferenciadas como consecuencia de su determinamiento histórico. Una anécdota no se considera como una metáfora ni la misma posee una moraleja, algo fundamental ya sea en la parábola como en la fábula.
EJEMPLO DE ANÉCDOTA
UNA ANÉCDOTA PARA CONTAR
Sir Ernest Rutherford, presidente de la Sociedad Real Británica y Premio Nóbel de Química en 1908, contaba la siguiente anécdota:
Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de fisica, pese a que este afirmaba con rotundidad que su respuesta era absolutamente acertada. Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo.
Lei la pregunta del examen y decía: "Demuestre como es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro".
El estudiante había respondido: "lleva el barómetro a la azotea del edificio y átale una cuerda muy larga. Descuélgalo hasta la base del edificio, marca y mide. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio". Realmente el estudiante había planteado un serio problema con la resolución del ejercicio, porque había respondido a la pregunta correcta y completamente.
Por otro lado, si se le concedía la máxima puntuación, podría alterar el promedio de su año de estudios, obtener una nota mas alta y así certificar su alto nivel en física; pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel.
Sugerí que se le diera al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para que me respondiera la misma pregunta pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta debia demostrar sus conocimientos de física.
Habían pasado cinco minutos y el estudiante no había escrito nada. Le pregunte si deseaba marcharse, pero me contesto que tenía muchas respuestas al problema. Su dificultad era elegir la mejor de todas. Me excuse por interrumpirle y le rogué que continuara. En el minuto que le quedaba escribió la siguiente En el minuto que le quedaba escribió la siguiente respuesta: coge el barómetro y lánzalo al suelo desde la azotea del edificio, calcula el tiempo de caida con un cronómetro. Después se aplica la formula altura = 0,5 por A por T2. Y así obtenemos la altura del edificio. En este punto le pregunte a mi colega si el estudiante se podia retirar. Le dio la nota más alta.
Tras abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí que me contara sus otras respuestas a la pregunta. Bueno, respondió, hay muchas maneras, por ejemplo,coges el barómetro en un día soleado y mides la altura del barómetro y la longitud de su sombra. Si medimos a continuación la longitud de la sombra del edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura del edificio.
Perfecto, le dije, ¿y de otra manera? Si, contestó, este es un procedimiento muy básico: para medir un edificio. pero también sirve. En este método, coges el barómetro y te sitúas en las escaleras del edificio en la planta baja. Según subes las escaleras vas marcando la altura del barómetro y cuentas el número de marcas hasta la azotea. Multiplicas al final la altura del barómetro por el número de marcas que has hecho y ya tienes la altura. Este es un método muy directo.
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